martes, 17 de marzo de 2009 - 22:42

Otra vez la maldita calculadora

Por Julio Jardel. En su millonaria campaña preelectoral del 2008, Carlos Portell prometía la búsqueda de la “estrella” que aún le falta a la institución y hablaba del “orgullo” del equipo que está (¿?). Pocos meses después, a las palabras del presidente se las llevó el viento, los hinchas de Banfield volvieron a tomar la calculadora después de cada fecha, la Promoción está a solo ocho puntos, el equipo se llenó de dudas y el entrenador no da muestras de tener claro el camino a recorrer para sacar al Taladro de esta crisis.\n
El flaco promedio, como afirmábamos al comienzo de la temporada, achicaba el margen de error. Y esa “maldita tabla” que durante el ciclo de Julio Cécar Falcioni había quedado en el olvido, hoy vuelve a preocuparnos. En realidad, hoy se sufren las consecuencias de tres años de desaciertos constantes en la administración Portell, de ventas desacertadas y apresuradas, de eternos interinatos (con entrenadores flexibles a los pedidos del presidente del club), de falta de planificación y permanente improvisación en el manejo del fútbol profesional…
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Aquellos tiempos de bonanza futbolera se esfumaron. La soberbia en la conducción llevó a que muchos desaciertos de esos momentos (el no mantener un equipo con continuidad para tener objetivos aún mayores, las permanentes transferencias), que para algunos pasaban desapercibidos porque los resultados acompañaban (no para quien suscribe, a los artículos y opiniones vertidas en su momento me remito), se profundizaran y agudizaran en los años siguientes.
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Portell se creyó el artífice único de aquellos éxitos. No aceptó críticas, se rodeó de sus más fieles laderos que jamás le cuestionaron nada, y no corrigió el rumbo a tiempo. El promedio de las últimas tres temporadas (que en aquella época de Falcioni era de los más altos) es irrefutable: es la muestra cabal de que se ha recorrido en estos años el camino equivocado. No es obra de la casualidad sino de la causalidad.
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Y esta realidad no la pueden contrastar ni los medios partidarios que se sostienen a partir de la publicidad oficial, ni los más acérrimos partidarios de Portell (la barra, entre otros).
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Las dos últimas actuaciones del equipo invitan a la preocupación, después de un arranque alentador en las primeras presentaciones. Otro planteo equivocado de Burruchaga, un equipo sin fútbol ni alma, actuaciones individuales deslucidas, discusiones fuertísimas en el campo de juego (Bertolo-Bustamante), errores individuales insólitos en jugadores profesionales (otra vez Victor López con la complicidad de Bustos en el primer tanto, más el tremendo error de cálculo de Dos Santos en el segundo), y un paupérrimo funcionamiento colectivo, fue el saldo de la derrota ante San Lorenzo. Los mismos síntomas exhibidos una semana atrás se reiteraron y agudizaron.
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A esta altura del torneo, no deja de llamar la atención que nuevamente el DT realice (con su numeroso cuerpo técnico) una lectura incorrecta y equivoque del planteo inicial. Así como en Santa Fe era casi “suicida” defender con línea de tres ante un rival que ataca con tres puntas, igual de ilógico fue jugar con tres en el fondo en un estadio de dimensiones tan grandes. Un tiempo eterno se tomó Burruchaga para darse cuenta del error y armar dos líneas de cuatro. Ya era demasiado tarde.
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En seis fechas ya se han perdido tres partidos. Los dos últimos con absoluta justicia y ante River por no saber definirlo (al igual que en el empate ante Godoy Cruz, con aquella falla fatal de Luchetti en el último minuto, producto de su personalismo y su mala ejecución). Es hora de un replanteo urgente, de pensar en lo colectivo antes que en lo individual (lo de Bertolo ya es inconcebible, pasa de figura a no acertar un pase y no mirar nunca a un compañero) y de acomodar cada pieza en su lugar.
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Bertolo rinde más por derecha que por izquierda, Pio no es ni será nunca un lateral-volante con recorrido, sino un buen proyecto de volante central –con mucha más jerarquía que uno de los indiscutidos del técnico como Bustos-. ¿De qué sirve Ervitti jugando tan lejos del área rival? ¿Fernández pesará en algún momento en los metros finales?. ¿Por qué insistir con tres en el fondo si los dos equipos que te atacaron con convicción dejaron al descubierto las fallas del sistema?.
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Central viene creciendo después de la asunción de Merlo. Gimnasia de Jujuy está casi condenado. Gimnasia de La Plata, Racing, Colón de Santa Fe, sumados a Godoy Cruz de Mendoza y San Martín de Tucumán (que dividen distinto), son los rivales con los que Banfield pelea para evitar caer en Promoción y en zona de descenso.
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Se acabaron las palabras y los grandes objetivos declamados en la previa. El objetivo real es no entrar en Promoción. Ojalá vuelvan los triunfos y que los mismos desencadenen en una campaña mejor que la anterior (aquellos magros 23 puntos). Pero la realidad no se la puede disimular, los banfileños otra vez están con la calculadora en la mano.
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Y mal que nos pese, el clásico rival está arriba en la tabla, consiguió la estrella que Portell le prometió a los socios del Taladro, no desarmó aquel equipo campeón, juega la Libertadores, y sus dirigentes se animan a apostar a más, sin ventas innecesarias, sosteniendo a los juveniles sin malvenderlos ante la primera oferta. Justamente la contracara de lo que hacen quienes conducen a Banfield.