El
sentido de pertenencia es lo que importa, el barrio, el conocernos entre todos.
El amor incondicional a pesar de que sean más malas que buenas. Los que peinan
canas aún recuerdan el equipazo de 1951. Años en Primera, también en la vieja
Primera B. Tantos descensos, tantas alegrías de ascenso, aquel octogonal de
1987, los penales de Puentedura en 1993 contra Colón en Córdoba, el baile de
Garrafa ante Quilmes y esa goleada de visitante. El ascenso con Almeyda, con ese
dream team que se armó para salir campeones. La estrella con Falcioni en 2009,
la máxima alegría en la historia. La clasificación a las Libertadores y los
viajes interminables. También están las canchas de ascenso, y haber recorrido
el país alentando a nuestro querido club. Son 125 años, ni River ni Boca,
tampoco Real Madrid, Barcelona y tantos otros, tienen esos años de historia.
Hay que levantar la copa por nuestro querido club. Se extraña ir a la tribuna para
alentar en el Lencho Sola, las canciones, gritar los goles en vivo. Se vienen
años de disfrute deportivo, con el Archu como abanderado, deseando que sea nuestro
Marcelo Gallardo de River. Salud campeón, y gracias por existir y acompañarnos
toda la vida.